El proceso revolucionario en México en 1915 fue un momento de quiebre porque se disputaban varios proyectos de nación entre ellos, queremos resaltar algunas de las características del proyecto zapatista.

La situación de pobreza extrema que agobiaba a la mayoría del pueblo mexicano al inicio del s. XX estaba marcada por la esclavitud lacerante de la gran mayoría, además indígena, la situación fue de esclavitud y mano de obra barata. Una minoría gobernaba despóticamente en complicidad con grandes grupos extranjeros que controlaban el territorio y extraían recursos naturales. Gozaban de las mejores tierras. 

En 1910 un grupo minoritario aproximadamente de 800 latifundistas controlaban casi todo el territorio nacional, así  12 millones de pobres (la población era más o menos de 15 millones) fueron explotadas por esa minoría.  

Ante están situación el grito de los pobres fue de liberarse. Campesinos indígenas del estado de  Morelos se organizaron y decidieron luchar por tierra y libertad. Un personaje fundamental de esta lucha fue Emiliano Zapata revolucionario por la causa del campesino pobre. Este buscaba dar solución principalmente a las necesidades de los pueblos pobres, al  problema agrario y otros fundamentales,  a través del Plan de Ayala, fue organizar la fuerza de los pobres a través de la organización.

El 24 de noviembre de 1914 los zapatistas tomaron la ciudad. En ese mismo año surgió la unión las fuerzas zapatistas de los pobres del sur y las fuerzas villistas del norte. Esto dio un giro en la Revolución.  

A pesar de las desventajas cuantitativas militares y  económicas, los zapatistas estuvieron dispuestos a luchar entregando la vida. Para esto fue importante la organización político- militar de consolidar el Ejército Libertador. La finalidad de reorganizar la lucha se basaba en ser leales al Plan de Ayala,  conocer las necesidades del pueblo y la fuerza militar. (Pineda, p. 105)

En la Ciudad circulaba un manifiesto, reproducimos varias líneas por las ideas contenidas  y el llamado al pueblo a seguir luchando contra una de las fuerzas enemigas de Carranza:

¡Pueblo!
Ya que esta horda de ladrones y asesinos que se llaman carrancistas te llamamos a tomar partido, únete al zapatismo.
El zapatismo es la revolución del indio, no peleamos por  la presidencia …
El zapatismo no ha buscado apoyo del extranjero.
El zapatismo no prostituye a pueblo por limosnas. .. Únete al zapatismo que es la revolución nacional
¡Levántate! y arroja a estos bandoleros a pedradas de nuestro querido suelo mexicano que ha sido y será la capital de la República, aunque le pese a ese barbón farsante que se llama Venustiano Carranza.


Las fuerzas zapatistas aumentaban esto comenzó a causar mayor temor en las minorías  y se expresaban de los zapatistas como “fuerzas desenfrenadas”, “plebe”, “chusma”, “no obedecen a nadie”. (Pineda, p. 244-5)

Por los cambios y avances de la lucha política por orden de Zapata  de establecer un órgano colectivo provisional llamado el “Consejo Ejecutivo de la República” y en la asamblea impulsaron “Programa de Reformas Político y Sociales”, así como promover las “Juntas de Reformas Revolucionarias” en cada municipio.

En estos tiempos la fuerza militar estaba totalmente abastecida por el apoyo de EUA, hubo derrotas de los zapatistas,  poco a poco fueron perdiendo la Ciudad de México.

“El triunfo final será de nosotros, porque con nosotros está el pueblo” (p. 381)  Consejo Ejecutivo de la República/Ejército Libertador

Los anhelos del zapatismo se concretaban entregando la vida. Fue el pueblo quien realizaba la revolución no para controlar una nación, sino para resolver las problemáticas que negaban la vida de las mayorías pobres. Se buscaba que las bases de las localidades ellas mismas tuvieran la posesión directa de la tierra y resolviendo a su manera los problemas y proponiendo lo conveniente. Fue afirmar “el derechos de los pueblos a la vida” (p. 381)


Terminamos esta nota con las palabras de Emiliano Zapata, el general en jefe del Ejército Libertador, expresado en un Manifiesto “Al pueblo mexicano” de 1916:

         […] En esta gran pugna de los mucho contra los pocos, de los hombres trabajadores contra los amos holgazanes […] los enemigos del pueblo saben demasiado que sus víctimas son incontables, que los despojados forman legión, que son innumerables los que tienen derecho a reclamar el castigo de sus crímenes, y que es formidable el empuje de los oprimidos cuando deciden a hacerse justicia […].

Por eso Carranza, el moderno protector de los hacendados contra el pueblo, ha mendigado el apoyo extranjero y se ha atrevido a llegar a donde ninguno de sus predecesores había descendido.
Más impúdico que Huerta, más desvergonzado que Santa Anna, cien veces más infame que Porfirio Díaz, ha solicitado él mismo la intervención extranjera; ha ido a pedir de rodillas al gobierno norteamericano que lo ayudara en su lucha contra Francisco Villa, al cual sabe que no puede vencer, pues conoce su valor y es testigo de heroísmo.
El Ejército Libertador invita al pueblo a que lo secunde en este último y definitivo esfuerzo, en este supremo impulso para conquistar la verdadera libertad […] (p.392-393)



Fuente: Pineda Gómez, Francisco, 2013, "Ejercito Libertador 1915", Ediciones Era/Consejo Nacional para la Cultura, México. 
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